● espacio preparado de acuerdo a las necesidades de la etapa.
● actitud empática por parte de los adultos con los que convive.
● estímulos -objetos-.
● marco de referencia claro y
● ritmo -dinámica o estructura- en la organización del día. Se pone cuidado en que, las pautas indicadas funcionan para todas las etapas de la vida y es imprescindible que sean permanentes, porque al serlo son flexibles dan seguridad y bienestar.
Por el contrario, observé que, cuando una persona no se siente satisfecha en sus necesidades esenciales, asume “comportamientos inapropiados” en apariencia, debido a que activa el sistema de defensa para enfrentar o evadir, de esta manera se protege a sí mismo y utiliza su bioenergía para bloquear la experiencia inadecuada y así proteger la integridad del ser.
Hay otro elemento vital que contribuye en las relaciones sociales, es el amor, que en la práctica tiene relación con respetar las individualidades de cada uno de los miembros de la familia, lo que resulta complejo, si consideramos que, cada cual tiene sus necesidades y cualidades propias. En tal sentido, “el amor es aceptar al otro tal como es”. En la medida que se escucha su corazonar: dolor, ira, tristeza, alegría, celos; él o ella, a cualquier edad tendrá vivencias de aceptación, de sentirse amado, porque se deja que exprese las emociones a su manera, siempre que no se haga daño a sí mismo o a los demás.
En suma, la confianza y la fuerza interior en cada uno, es una consecuencia de dar y recibir amor y respeto, que contribuye a que las membranas emocionales se nutran, y se adquiere la capacidad de autogestionar las emociones propias para estar disponibles a relacionarnos con los demás, lo que en el medio se conoce como inteligencia emocional.
Ahora nos corresponde ubicar el espacio común -casa-, porque con la actividad propia que realizamos a diario, podemos o no estar afectándonos mutuamente.
Por ejemplo cuando:● se entra a un espacio personal sin comunicar,
● se toman las cosas de otra persona sin pedir su permiso,
● se interrumpe una actividad de manera abrupta,
● se quiere el mismo objeto o atención al mismo tiempo, entre las más frecuentes.
Suficientes razones por las que se requiere conversar entre todos sobre, qué nos gusta y que no, para reconociendo las necesidades esenciales de cada uno llegar a acuerdos entre todos.
Una herramienta útil en la comunicación es disponer de reglas, acuerdos y consecuencias, que sean congruentes, cuando estos referentes son claros funcionan de manera sorprendente. A veces se requerirá de límites físicos, demarcados o que estén escritos, por ejemplo: compartir el dormitorio, si fuera este el caso se puede delimitar inclusive físicamente con un mueble, una alfombra, una cuerda, etcétera. También ayuda, colocar pequeños carteles: “entrar sin zapatos”, “basura orgánica e inorgánica”, “no agresiones físicas ni verbales”, “dejar los juguetes en su lugar”, “respetar el espacio personal”, “toque antes de entrar” etcétera.
Recomendamos que para una comunicación con respeto se tome en cuenta primero, el contacto visual, con la persona que lo pide, en el momento que lo necesita; así se evita que entre en angustia o ansiedad y llame reiteradas veces e incluso a gritos, porque tal vez piensa y siente que no se lo escucha. Si no es posible atenderlo cuando lo pide, igual se le mira y comunica con claridad que espere, para cuando sea posible atender su necesidad.
El confinamiento obligatorio nos mostró que en la convivencia estamos ante dos situaciones: una oportunidad para reorganizarse al interior de la familia tomando en cuenta las necesidades de todos los integrantes, o sea que el hogar sea un espacio donde aprendemos a convivir con armonía. En caso contrario al seguir reproduciendo en automático costumbres que no respetan lo que sucede es que no favorece a cultivar confianza y apertura para el cambio.
De ahí la importancia de contar con un ambiente armonioso, para que cada uno tome contacto consigo, con sus necesidades y a su vez tome las decisiones desde su corazón, para vivir la vida con pasión, así seremos capaces de reinventarnos y proporcionarnos felicidad.
El primer contacto es visual
En nuestra perspectiva, en las relaciones sociales nuestro primer contacto con los niños y adolescentes es visual, nos ponemos a su altura o en una posición que ayuda a que ellos también nos vean, les escuchamos de corazón, usamos un lenguaje descriptivo, claro y conciso, que sea comprensible el mensaje que queremos transmitir.
Ver su mirada permite sentir su disponibilidad. El contacto visual es un acto de respeto mutuo entre seres humanos.
El adulto que acompaña estos procesos mantiene una actitud empática, pone atención a lo que está comunicando a la otra persona y procura la coherencia entre lo que dice y hace. Además de ser un observador consciente –está presente corazonando– con un estado relajado que le permita crear un clima emocional sano.
Asimismo, el acompañante está enfocado en las diferentes manifestaciones de los aprendices y les brinda una atención de calidad a través de la escucha profunda y el reflejo a las emociones que emanan de los aprendices sin imponer las propias. Estás cualidades permite
que un niño, adolescente o adulto se abra a una comunicación respetuosa y que gatille la capacidad de un aprendizaje mutuo. Cuando esto ocurre, niño o adolescente confía en el adulto que lo acompaña, ya que se siente comprendido y su integridad está protegida.
Entonces, el adulto acompaña los estados de desarrollo a nivel cognitivo, emocional, social y a su vez las actividades autónomas en la niñez y adolescencia en las diversas áreas de aprendizaje. Es oportuno que se haga una puntualización, sobre cuál es el propósito del Ambiente Preparado y Relajado APR para que se refleje en la práctica.
En nuestra mirada, los adultos no somos cuidadores de la infancia únicamente, sino que tenemos la responsabilidad de relajar el ambiente y convertirlo en un espacio de aprendizaje integral y de autoconocimiento, que esté acorde al enfoque pedagógico no-directivo, en dónde el ser humano activa sus potencialidades de manera formidable mediante la satisfacción de sus necesidades auténticas de desarrollo.
Es primordial destacar, que el/la acompañante evita interferencias con sus expectativas, presiones, exigencias, comparaciones, coerciones y competitividad, ya que estos son parámetros que no corresponden al paradigma de respeto a la vida y sus procesos. Las relaciones sociales se basan en la aceptación, el respeto y la cooperación mutua. También, parte de su responsabilidad es la de aíslar los peligros activos del espacio de interacción social (cables de alta tensión, alambres de púas, huecos profundos, reservorios o estanques, clavos y alambres oxidados, animales agresivos, entre otros) para proteger la integridad física y psíquica de todos los participantes.
Otra responsabilidad tan esencial como la anterior es manter vivos los diferentes espacios de aprendizaje, actualizando la información y los estímulos que son los que permitirán el aprendizaje autodirigido y el autoconocimiento. Esto significa, que los recursos didácticos que se observa que no se utilizan, se cambian por otros que correspondan a las necesidades de desarrollo del aprendiz. En esta parte enlazamos varios elementos, por ejemplo es vital la observación y el seguimiento a las dinámicas del aprendiz, que son insumos que alimentan una base de datos que le permiten al acompañante interpretar los procesos pedagógicos de cada uno.
Los aprendices por su parte sienten que están acompañados por personas confiables, que les proporcionan una atención de calidad, este tipo de relación se convierte en una experiencia significativa para todos los involucrados, lo que aporta a los procesos de individualización y socialización en las diferentes etapas de maduración humana.
Cuando les acompañamos con una actitud de apertura, sintonizando los ritmos entre aprendiz y acompañante –al desacelerar el ritmo adulto–, tomamos consciencia de todos nuestros sentidos, lo que sucede es que estamos asistiendo al acto más maravilloso, vivir conscientemente el presente. Dentro de estas circunstancias los niños y adolescentes sienten bienestar, asumen su responsabilidad individual y social, que es un estado de madurez que proviene de un trato respetuoso.
Por consiguiente, nuestra presencia en el ambiente preparado consiste en estar plenamente presentes en el aquí y ahora, aceptando los diferentes estados profundos del ser. «La prioridad en la atención son los niños y adolescentes durante su estancia». Esto significa que no existen distracciones como el uso del teléfono, conversaciones entre adultos, o realizando actividades que se salen de las circunstancias e interacciones en que se encuentra el aprendiz.
Los adultos acompañantes les brindamos nuestro apoyo cuando lo necesitan, y cuando no, continuamos atentos, observando cómo lo hacen, si resuelven los problemas que se les presenta, si están enfocados en su actividad, o sea que seremos testigos del despliegue del plan-interno-de -desarrollo integralmente, a su vez de sus manifestaciones espontáneas que surgen desde su interior.
Una atención personalizada auténtica
En un ambiente preparado para el aprendizaje, si fuese el caso que otro niño quiere comunicar al adulto de alguna situación o necesidad cuando está ocupado, se recomienda establecer contacto visual directamente con el niño, entonces tiene una atención instantánea, le dedica unos minutos para informarle sobre su disponibilidad y le avisa que estará con él o ella en un momento. Una vez que el acompañante concluye lo que estaba haciendo, le atiende al niño como se le había ofrecido y se satisface su necesidad, cumpliendo con lo dicho.
Cuando existe coherencia entre las palabras y las acciones, la criatura alcanza un estado vital relajado, es decir se siente seguro en el ambiente, entonces disminuye la ansiedad o lavangustia que le provoca la espera de manera natural. He observado, que no importa la edad, ya que una comunicación sincera transmitida con empatía crea confianza, desde entonces un niño o adolescente incorpora la paciencia paso a paso.
En situaciones de conflicto
Cuando surge una diferencia aparte de irreconciliable entre niños o adolescentes, pueden desencadenarse procesos dejando emerge
heridas pasadas o actuales, lo que requiere de un acompañamiento cercano.
En situaciones de «conflicto» las historias de vida de los involucrados pueden influir de manera perturbadora y dificultar la petición de soluciones impidiendo que se llegue a acuerdos.
Fundamentalmente crea una atmósfera de apertura que permite que los niños se sientan seguros y se expresen de una manera exitosa en el sentido de que se comunican entre sí de una forma que les permite sentirse cómodos y confiados en sus propias soluciones en un clima seguro.
Por consiguiente, es vital que acompañantes y niños, conozcan las reglas de casa y los acuerdos sociales para fomentar una convivencia en armonía.
El acompañante en el proceso de comunicación está atento para tener una comprensión real de los componentes del conflicto y las diferencias puntuales que están expuestos por las partes, sin juicios de valor, permanece atento, muestra interés en el problema y acompaña hasta que ambas partes estén dispuestas a llegar a un acuerdo o encontrar una solución.
Este proceso requiere un tiempo de escucha profunda y es adecuado no resolver la sentencia unilateral. El adulto presente en la atención al conflicto dedica tiempo sin resolverlo, pues son los involucrados los que lo hacen.
En caso de que el adulto de referencia no se sienta emocionalmente preparado para acompañar a través de un conflicto o catarsis de principio a fin, se recomienda que comunique con sinceridad a sus colegas sobre su disponibilidad emocional para que otro miembro del equipo intervenga. En este escenario, la empatía se convierte en un papel fundamental.
Recordemos que para comunicar sobre un límite a una persona cualquiera sea, es primordial que se haya cultivado la confianza para que se sienta aceptada y comprendida en su situación, en especial en momentos de tensión, independientemente de quien haya agredido, o provocado el conflicto.
La expresión emocional es intensa para los involucrados. Y, aún así es vital que les dejamos que expresen su malestar – frustración– o desacuerdo. En ningún caso se utiliza la coerción, el chantaje emocional, la amenaza o el castigo.
Recordemos que un ambiente que se prepara facilita el acompañamiento a la niñez y adolescencia con calidez y calidad.
Por lo expuesto, la estructura del ambiente preparado APR requiere de estímulos y recursos didácticos para que el aprendiz satisfaga necesidades auténticas de desarrollo, facilita el aprendizaje con autonomía, que es un aporte invaluable en la práctica pedagógica no-directiva que proponemos. Del mismo modo, que la observación consciente, la actitud de empatía a las dinámicas sociales entre adultos, adolescentes y niños promueven la reflexión, la escucha profunda contribuyen a los procesos de comunicación con base en el respeto mutuo y cooperación.
El/la acompañante con una actitud de confianza en el potencial de la niñez y adolescencia, hace la labor del agricultor, abona la tierra y la convierte en un campo fértil poniendo a disposición los nutrientes día a día para que los seres vivos florezcan. Esta analogía llevada al ambiente del ser humano en crecimiento nos permite a los acompañantes crear oportunidades para el aprendizaje autodirigido, brindar experiencias significativas para la exploración y experimentación, coordinar encuentros de acuerdo a la etapa de desarrollo y proporcionar un acompañamiento individualizado.
Acompañar los estados de desarrollo a la niñez y juventud en sus diversas interacciones, circunstancias y contextos con base en el respeto mutuo, se convierte en un aprendizaje continuo.
Atte.
Laboratorio autodidacta
Esperanza Chacón
En la interacción del individuo con el entorno es una posibilidad darse cuenta que todo está vivo, está interconectado y pulsa con el origen. El universo es movimiento y se expande a una velocidad inimaginable, de igual forma la tierra como organismo viviente se mueve, lo que se conoce como el movimiento de rotación y traslación.
Del mismo modo, el día, la noche y las estaciones tienen su propia dinámica, marcada por un movimiento singular, que es autónomo, que no se puede controlar desde el exterior, que ocurre con periodicidad siguiendo pautas regulares. Si estos eventos suceden de manera natural, espontánea y fluida en la Pachamama, en las personas que somos sus hijos también, tú tienes tú ritmo, el/ella el suyo y yo el mío, aunque hagamos cosas juntos cada uno tiene un ritmo propio que es único, en definitiva no hay otra persona que lo tenga igual.
En lo expuesto se refleja que el potencial de la vida se expresa en la biodiversidad de seres vivos coexistiendo y, el ser humano desplegará su plan interno en correspondencia con un entorno favorable. A nivel fisiológico los latidos del corazón marcan tu ritmo propio, la cadencia cardíaca es única como el iris del ojo o la huella digital singular en cada uno.
El ritmo interno de las personas hace referencia a la biología, neurología y psicología que regulan las diversas funciones del cuerpo humano. Este ritmo está influenciado por factores como la genética, el medio ambiente, la dieta alimenticia y en general con el estilo de vida. También el reloj biológico interno está conectado con el ritmo circadiano, que regula los procesos en función de la temperatura corporal, la secreción de hormonas y el metabolismo que funcionan automáticamente, la naturaleza es sabia. Este ritmo varía de una persona a otra, lo que explica por qué otras personas están más activas durante la noche.
Respetar el ritmo interno de cada niño, adolescente, adulto y anciano, le permite tomar consciencia de su corporalidad en relación al entorno, tomar las decisiones y, a su vez realizar sus actividades según su estado de desarrollo de manera adecuada. Esto es posible hacerlo sólo cuando se respeta al otro ser tal cual es con sus cualidades diferentes a las nuestras. Entonces, para mantener la coherencia entre los procesos de individualización y socialización es vital respetarnos mutuamente.
Está singularidad en el ritmo es un determinante para que cada individuo se manifieste tal como es en su entorno social, con sus necesidades y potencialidades, en el momento oportuno de acuerdo al sistema de creencias familiares ya que la cultura también tiene sus acuerdos sociales.
He observado que, el momento en que se interfiere en el ritmo interno especialmente en los niños, lo que se intenta es homogeneizarlos en específico en el aprendizaje, ¡qué grave error! Si pretendo que un grupo de niños vaya al mismo ritmo-tiempo como ocurre en los salones de clase, esto aunque existan buenas intenciones es violencia, ya que no se está respetando: el sistema educativo tradicional ha uniformado a los individuos, los compara y tiene indicadores para calificarles. Por supuesto que esto afecta a la toma de decisiones individuales que va en función del grupo, a la satisfacción de necesidades auténticas de desarrollo de cada persona y en especial se pierde la motivación por auto aprender.
Cómo vemos por lo expuesto atentar a las manifestaciones propias de cada ser es la peor equivocación del sistema educativo convencional, que ya vemos que ha entorpecido el desarrollo de los niños y adolescentes, más aún cuando se descalifica los ritmos propios catalogándolos de retraso o adelanto. La pregunta que surge es: ¿Qué nos impide respetar el ritmo individual? ¿Por qué queremos homogeneizar el ritmo?
La enseñanza convencional está influenciada por un sólo método para cumplir con el programa curricular que es obligatorio. No obstante, de lo poco que se sabe, las investigaciones en neurociencia demuestran a través de scaners y tomografías que el cerebro, el holograma del universo, tiene un potencial infinito –por la capacidad de conexiones neuronales que hace– No obstante, insisto en que algunas personas aprenden mejor a un ritmo rápido y prefieren la inmediatez en la retroalimentación, mientras que otras necesitan más tiempo para procesar, asimilar la información y reflexionar antes de avanzar.
En la perspectiva del Laboratorio Autodidacta el aprendizaje es una función orgánica como respirar y también se asocia con las funciones ejecutivas como la atención, la planificación, la concentración, la memoria de trabajo, la inhibición y la motivación. (Joaquín Fuster, Cerebro y libertad, 2013).
Es primordial reconocer y respetar los diferentes ritmos de aprendizaje para que exista fluidez en el despliegue del potencial de cada individuo. Por esta razón se propone preparar espacios para que el aprendizaje sea autónomo, la libertad en la interacción permite ir de acuerdo al propio ritmo, sin que esto interfiera en la dinámica de unos y otros, lo cual es lo más acertado. En un ambiente preparado la diversidad en los ritmos de aprendizaje enriquece el proceso educativo al fomentar la inclusión y el respeto por las diferencias individuales.
Seguimos corazonando juntos.
En la aventura de vivir, aprender y reaprender, el camino se torna más comprensivo, por lo tanto transitable, si empezamos a describir cómo es la vida en los espacios preparados para el aprendizaje, cuyo eje principal son las relaciones no-directivas.
Cabe resaltar que cuando aludimos a la no-directividad, en ningún caso se refiere a que no haya un marco de referencias claro y funcional; por el contrario esta propuesta requiere de la creación de espacios, estructuras, recursos didácticos y lúdicos con suficientes estímulos, informaciones, experiencias para que cada individuo asuma su libertad con responsabilidad y viva plenamente cada etapa de su vida.
El ser humano es poseedor de un programa interno que se activa en condiciones favorables. Al mismo tiempo esta información, la utilizará de la manera más conveniente. Un elemento básico para que se active el plan interno en cada individuo, es la libertad.
En nuestra experiencia, la libertad no es alboroto, caos, relajo o libertinaje. Por el contrario a mayor libertad, mayor responsabilidad, no puede ser de otra manera. Una persona que es libre de ejercer su autonomía, activa sus capacidades de manera asombrosa y las usa siempre en su beneficio.
El ser humano tiene un plan interno propio que le permite su realización personal.
En consecuencia de lo anterior, la práctica es congruente con los fundamentos teóricos; por lo tanto diremos que los espacios preparados para los niños, niñas mayores de 6/7 años y jóvenes hasta los 18 años contienen diferentes áreas, proyectos y temas de interés; que tienen el propósito de satisfacer las necesidades auténticas implícitas en cada etapa.
Es asombrosamente bello constatar que en estas circunstancias hay un desarrollo progresivo de la autonomía, es decir que cada individuo decide, hace y gestiona de manera tranquila su propia vida.
Existen dudas sobre si un ser humano en las primeras etapas infantiles “tal vez no sea capaz de tomar decisiones” o “que tendrá dificultades para organizar su tiempo”. Al parecer estas son unas de las mayores inquietudes que tienen los papás, las mamás y algunos educadores. Aclaramos que estar activo implica autonomía y, por supuesto, una toma de decisiones permanente. Por lo mismo, la prioridad de los adultos acompañantes es dejar que las iniciativas personales afloren de manera natural conforme a las pautas de cada niño, niña o joven.
Contar con referencias claras y funcionales, con acuerdos de convivencia aportan a qué cada individuo pueda sentir que tiene una base de seguridad, para que su interacción sea espontánea, sin riesgo de afectar su integridad.
CATEGORÍAS QUE INTERVIENEN EN EL QUEHACER EDUCATIVO
Es pertinente abordar las categorías que intervienen en el quehacer educativo y proceso del aprendizaje autodirigido, para comprender sus implicaciones tenemos, por ejemplo: ambientes o espacios preparados, la actividad autónoma, la toma de decisiones personales, actividad en grupo, equipos de trabajo, actividades comunitarias, cronograma y plan de aprendizaje integral, acompañamiento, sistema de tutorías.
Los niños y niñas a partir de los 6/7 años asisten a lo que se denomina el Semillero 2. La prioridad de este ambiente es facilitar la realización de la “actividad propia”, porque entendemos que está corresponde a la satisfacción de una necesidad de su plan interno.
Un niño en estado de armonía interior está conectado con su ser interno, este estado tranquilo y los instantes de silencio le permite identificar lo que necesita y lo que no; lo que le gusta y lo que no. Lo interpretamos como la actividad que ha surgido de su corazón, por lo tanto los adultos respetan el tiempo que les tome elegir; la interacción puede ser de cualquier índole, que ocupe la mayor parte de la jornada diaria y hasta una semana; dependerá del tema de interés o proyecto que desarrolla, así como de su experiencia, ritmo y etapa.
Al accionar que hemos descrito se denomina “actividad autónoma” y que alude al deseo que tiene el niño, la niña o joven de hacer algo propio, todo dependerá del período sensible o fase de desarrollo por lo que está atravesando.
En el caso de trabajos en equipo o actividades en grupo, existe un cronograma denominado el día a día, que está visible en la pared de la sala de llegada a la vista de todos, con códigos de colores para tres grupos por edades, no tiene la connotación de un horario escolar, diremos que es un planificador semanal y es un instrumento dinámico para orientación temporal. Por lo tanto la organización es flexible, en tanto está sujeta a cambios; es una referencia clave que los niños y las niñas saben que puede variar, con base en propuestas e ideas elaboradas por ellos y ellas.
Entonces es un esquema semanal con los días y las horas, que están visiblemente diferenciadas por el ritmo y la hora de los rituales de la comida, las actividades autónomas, las actividades en grupo (matemáticas y desarrollo del lenguaje, escritura creativa, experimentos, danza -expresión corporal- historia y narración de cuentos, caminata al río, exploraciones por la naturaleza, entre otros. Además los tiempos están sujetos a los acuerdos del grupo. Las actividades descritas van distribuidas en las diferentes horas.
En el caso de los niños mayores de 10 años que evidencian un desarrollo de la autonomía, reflejada en la toma de decisiones y en la manera como resuelven los problemas, ellos y ellas por sí mismos elaboran un Plan de Aprendizaje Integral, no sólo para el día o la semana, sino con proyección para un período (cinco meses) o de uno a dos meses hasta llegar a su meta.
No obstante de lo anterior, es difícil imaginar que los niños, las niñas y los jóvenes puedan estar haciendo una misma actividad a la vez (excepto en el grupo de trabajo en el que participan). En todo caso las actividades autónomas ocupan gran parte de su tiempo.
En una comunidad de aprendizaje con una propuesta de educación no-directiva, la dinámica es fluida, constante y relajada; por lo que cada día es diferente, diremos que es único, inclusive para los adultos acompañantes que están en las diferentes actividades.
Para graficar cómo se desarrolla la vida en un ambiente no directivo, es importante tomar en cuenta cada situación en su contexto. Así tenemos que: los días lunes a la única actividad que todos y todas asisten a la vez, es la reunión del Consejo de gobierno (a partir de los 7 años de edad, lo hacen en calidad de invitados y pueden o no asistir). A su vez, a partir de esta edad se convierte en la primera responsabilidad, ya que en este espacio se coordinan las actividades y responsabilidades para la semana. Esta instancia es informativa (noticias, ideas, propuestas, etc), se asumen responsabilidades a manera de coordinaciones sobre las diversas actividades comunitarias.
Además, es un espacio de expresión y comunicación sobre lo que gusta y lo que disgusta, por parte de niños, niñas, jóvenes y adultos. De hecho es un espacio que promueve la autogestión, la resolución de los conflictos y la elaboración de los acuerdos sociales y reglas para la convivencia con base en el respeto mutuo.
Se ha indicado que los momentos de silencio, tranquilidad o de descanso son espacios de tiempo para tomar decisiones, para identificar qué tipo de actividades se va a realizar para satisfacer una necesidad propia, ya sean autónomas o en grupo según sea el caso. Se toma en cuenta la edad de los niños y niñas especialmente aquellos que están en la fase de transición, (por el estado susceptible y vulnerable al que están expuestos, por esta razón se los invita y ellos y ellas deciden si quieren asistir o participar). Consideramos que el paso del Semillero 1 (3 hasta 6/7) al Semillero 2 es un tiempo de cambios, por lo tanto las emociones son fluctuantes así pueden ser intensas, estables o evidenciar una apatía.
Un elemento que consideramos de vital importancia es que el niño y la niña eligen el momento que comen su snack personal, porque a media mañana (10 a.m.) se ofrece el snack como actividad social que organiza el servicio de cocina, tiempo de silencio para compartir y sentir cómo continuar el día vaya qué ha transcurrido la mitad de la mañana. Esta pausa les permite organizar el día, continuar o cambiar de actividad.
Cuando surge una actividad autónoma, el aprendiz bien puede solicitar información (sobre cualquier tema de interés, que va desde jugar, pintar, tocar música, hacer teatro, artesanías, cocinar, bailar , sembrar y cuidar su huerto e inclusive enfocar su atención en un tema específico; sea en ciencias, desarrollo del lenguaje, matemáticas, historia y geografía. Así también deportes, recreación, experimentos e investigación. Al respecto contamos con un interesante laboratorio que contiene recursos didácticos y lúdicos que facilitan el aprendizaje en las áreas enunciadas.
Cada día hay actividad en grupo (pequeños, medianos y grandes) y las propuestas las hace el adulto que coordina la actividad. Importante mencionar que no hay niveles, los grupos se conforman por edades y, en algunos casos deciden por sí mismos cuando quieren probar en otro grupo de trabajo.
SISTEMA DE TUTORÍAS
Los niños, las niñas y jóvenes emprenden diferentes actividades, aparentemente los adultos están en diferentes áreas con varios o pocos. No obstante cada adulto acompañante es tutor de entre cinco y seis niños/niñas para quienes elabora un reporte de actividades; por lo mismo documenta el proceso de los niños, niñas asignados y observa las actividades realizadas que las registra a diario.
Con esta información se elabora una interpretación aproximación de los estados de desarrollo, que se complementa con los informes diarios que elaboran los niños y las niñas, además de la entrevista personal que se realiza, con el objetivo de que sea parte en la documentación de su propio proceso.
No obstante cada acompañante observa y registra la actividad de quienes compartió en el día y si no son los reportes que le corresponden, entrega la información al acompañante que lo hace.
Un reporte de actividades y estados de desarrollo permite visualizar cómo es el desenvolvimiento y maduración a nivel cognitivo, emocional y social de cada uno de los participantes. Asi mismo,permite elaborar un plan de aprendizaje Integral con cada uno de los niños y las niñas (a partir de los 11 años) ya que se activan las funciones ejecutivas, que será motivo de otro artículo.
Cada ciclo educativo está dividido en dos períodos o quinquemestres, se entrega a lis padres de familia un reporte de actividades y estados de desarrollo dos veces por ciclo con base en las diversas actividades observadas por los acompañantes de cada sección, y que se van registrando en el día a día en una base de datos.
El acompañamiento por parte del adulto en este tipo de educación es primordial, ya que requiere de una atención de calidad con base en la observación consciente, lo que permite un seguimiento pedagógico integral.
Por: Esperanza Chacón
A través de las redes tomé contacto con una amiga especial de Ecuador y aprovechando el WiFi le pregunté sobre ¿cómo le va con sus hijos en el confinamiento obligatorio en casa? Me respondió, que le va bien y, que en la convivencia diaria observó varias cosas que le plantean la necesidad de saber cómo proteger el espacio de cada uno de los miembros en el espacio íntimo de relaciones, llamado familia.
Tomo esta inquietud, para hacer una aproximación, pues al pasar por la experiencia del confinamiento obligatorio queramos o no, “nos topamos unos con otros en los espacios sociales y en los espacios individuales, aunque este sea mi metro cuadrado privado”. Esto sugiere que abordemos las implicaciones de la membrana de protección y los vínculos en las relaciones sociales.
“El vínculo de afecto es un fuerte lazo emocional que nos ayuda a querer estar con la otra persona, a ayudarnos, a protegernos mutuamente y acariciarnos. Es una de las relaciones más positivas, la más humana y atenta”.
(Arthur Janov 2001:334)
La vida nos presenta a las mujeres en calidad de mamás la oportunidad de conexión natural, es el programa de la especie de los mamíferos, parte esencial de nuestra historia evolutiva. Cultivar este nexo significa en la práctica corazonar con nuestras crías. Si bien en el embarazo madre e hijo comparten la misma membrana -vientre materno- son seres independientes; “el saco amniótico” es la membrana que protege al embrión del exterior y envuelve lo interno para que continúe el proceso de vida. De esta manera se establece lo que es: “dentro y fuera” que en la convivencia permite una cooperación mutua. Para el feto, el entorno intrauterino es el medio en el cual se desarrolla, con base en los estímulos del medio y las informaciones que están en su ADN, cuyo propósito es activar sus potencialidades para su sobrevivencia y para su autorrealización.
Las investigaciones de los doctores, Thomas Verny y J. Kelly, La vida secreta del niño antes de nacer, confirman que: “el firme vínculo intrauterino es la protección fundamental del niño a peligros e incertidumbres del mundo exterior y como ya hemos visto no se limitan al período uterino (…) En gran medida dicho vínculo también determina el futuro de la relación madre e hijo” (1988:76).
Entonces, el niño o la niña percibe los estímulos del medio que pasan por el primer filtro, la membrana materna. En este período ella es el nexo, la protección, el alimento y contribuye a su desarrollo; por eso considero que el hábitat del bebé es su mamá.
Entonces ¿cuál es la función de una membrana? Tomemos como base para el análisis, la célula, la expresión más sencilla de la vida, en su estructura física está compuesta de un núcleo, un citoplasma, y una membrana plasmática -semipermeable, traslúcida, dinámica y fluida-. La función de la membrana celular es permitir que el organismo elimine lo que no necesita y, deja pasar del exterior lo que sí necesita, de esta interacción depende la sobrevivencia de toda célula, “que tiene de 6 a 10 nanómetros de grosor que permite mantener las diferencias entre el interior y el exterior de estas”1
Al nacer el niño o la niña tienen el amor de papá y de mamá, ambos son un soporte emocional fantástico e imprescindible. Además el contacto piel con piel -membranas individuales- a través de la caricia que le proporciona seguridad. Cuando la mamá coloca al bebé instintivamente al lado del corazón, el hijo o la hija reconoce estos sonidos porque ya los escuchaba dentro y confirma que continúa con ella. Del mismo modo, cuando los adultos asumen la responsabilidad de su cuidado, cumplen la función de la membrana en forma natural, porque son quienes preparan la casa -nido- para proteger la integridad de todos, entonces por analogía la familia representa un “ útero externo”.
Para acercarnos a una respuesta integral, es importante que se tome en cuenta, ¿qué es lo que respetamos? Se pone énfasis en lo más relevante del mundo interior: necesidades auténticas, períodos sensibles, etapas de desarrollo y ritmos; estos elementos conforman su plan de vida y además el complemento es el mundo exterior -caos-. Por lo tanto, para acompañar a los hijos e hijas con amor y respeto el espacio físico que se ofrece deberá
contener dos características: que sea “preparado y también relajado”; esta última depende básicamente de la actitud de los adultos que acompañan.
Se sabe que cada organismo contiene en el ADN su información genética, que es valiosa y única, queseconvierteensu“guíainterna”. Porlotanto,lossereshumanosparacrecer y madurar siguen un ritmo propio, con base en el principio de vida: “la interacción de los organismos con el medio es de dentro hacia afuera”; a esta actividad constante entre organismo y medio Humberto Maturana lo denomina “acoplamiento estructural”. Esta manera de estar, en un lenguaje más sencillo equivale a, “estar activo”. En los seres humanos el crecimiento se refleja en un juego intenso -actividad espontánea-autónoma- la que le permite comprender cómo funciona el mundo físico con naturalidad.
Entonces, el ser humano para una maduración óptima requiere sí o, sí:
Por: Edgar Espinosa
Se cree que la matemática es compleja y necesita de mucho estudio y esfuerzo para ser aprendida, comprendida y sobre todo usada como herramienta no sólo para el uso cotidiano, sino para entender y relacionar un universo, donde el caos y orden son expresiones primarias que originan la existencia tanto de un mundo físico, medible como de abstracciones que han sido la base de muchas ciencias y tecnologías.
Recuerden que el cerebro no es sólo memoria, es un holograma del universo que contiene, esquemas, estructuras, mapas mentales; su diseño es matemático, se comprueba que tiene un potencial inmenso de conexiones neuronales que tienen como base la operatividad. Además de un cúmulo de experiencias integrales satisfactorias, así como experiencias dolorosas que están siendo procesadas permanentemente por todo el sistema nervioso.
Asimismo, las vivencias inadecuadas quedan bloqueadas como estrategía de autoprotección. Sin embargo cuando el organismo tiene un clima de seguridad y armonía, al no activar sus recursos bioquímicos para bregar con la tensión, miedo o desconfianza, la energía no es utilizada para la creatividad y el aprendizaje, sino para defenderse.
He observado que las experiencias en matemática de los niños y las niñas son positivas cuando la hacen con gusto, de manera lúdica y vivencial; lo contrario sucede cuando se obliga a estar sentado y se le impone ejercicios repetitivos para ser memorizados, que les resultan aburridos, nada interesantes, esta es una razón por la que pronto pierde el interés y no lo disfruta.
Por lo tanto, el aprendizaje de las matemáticas con materiales didácticos concretos aportan en la comprensión, le interesa porque son estímulos que se percibe, es atractiva y satisface necesidades cognitivas. A nivel interno lo que sucede es que existen enlaces neuronales que al percibir el estímulo, niño o niña se sienten atraídos e interactúan porque es motivante y con naturalidad se crea una compleja y vasta red cognitiva, donde los números, las operaciones, los conceptos adquieren sentido para el individuo.
El material didáctico operativo para matemáticas permite un despliegue fascinante de diseños geométricos coherentes visibles y coloridos, que con la práctica constante surge de manera natural y autónoma el autodescubrimiento, ese gozo inexplicable de “darse cuenta”, “por aquí es más rápido” o “ajá lo tengo”.
La capacidad de darse cuenta, de ver relaciones, atisbar que hay algo por descubrir causa curiosidad, hay una estimulación neurológica de satisfacción y sobre todo existe asombro.
“Con un brillo natural, la satisfacción personal es un estado profundo de armonía y bienestar que implica mantener una coherencia entre las expectativas propias y los procesos que se desencadenan para la experiencia personal; la pasión con la que se vive es tan sólo una consecuencia de las dinámicas de aprendizaje cuando el sujeto está activo.
Al tomar en cuenta, que los sentimientos que se experimentan cuando se hace algo producen bienestar por el acierto o malestar por el revés sufrido, debe notarse que, en el segundo caso, estamos condicionados para no aceptar la equivocación. El sistema de creencias impuesto descarta los procesos intermedios que son parte de conseguir o no un objetivo, por ejemplo, tomar decisiones es un placer en sí mismo, porque se ha identificado qué se quiere, y hacerlo realidad por uno mismo se convierte en un logro alcanzado, que evidencia la capacidad que posee el ser humano para proporcionarse felicidad por sí mismo, aunque no se obtengan los resultados anhelados.
En medio de un sistema de creencias impuesto, bien podríamos quedarnos sin un norte propio y claudicar en nuestras metas, por el simple hecho de “obedecer a nuestros superiores”, a pesar de tener claros nuestros propósitos.
Cuando se impone, ya saboreamos el desencanto, porque no somos tomados en cuenta; el no haber sido parte de las decisiones desde el comienzo interfiere en la actitud con la que emprendemos cualquier actividad. En la imposición prevalece “el deber” sobre “el querer”.
En un sentido más amplio, una nueva perspectiva de la vida puede contradecirse con los antiguos parámetros. Por ejemplo, se cree que para lograr una meta hay que sudarla, hay que esforzarse; por el contrario, cuando se ve que una persona lo disfruta, se duda si realmente lo que hace le está aportando a su vida o si sólo es un entretenimiento.
También, existe la creencia de que “en los años infantiles somos incapaces de encontrar soluciones a problemas sin la ayuda de un adulto”; además, que “únicamente en la escuela se aprende” o que “un niño daña todo porque es travieso”. Estas “verdades aparentes” con las que han definido nuestra vida, en ciertos momentos son ataduras que nos impiden actuar, que nos hacen dudar de nuestras propias capacidades.
En el mismo sentido, si ya identificamos que esto nos interfiere de manera contundente, ¿no será pertinente tener un propio sistema de creencias para poder vivir como uno cree? Se trata entonces de “vivir como yo quiero”, para encontrar el sentido de mi existencia y, por lo mismo… sentir sentir placer cuando descubro, cuando hago las cosas que he decidido porque yo quiero. Y ojo que no ponemos rebeldía, sino pasión en lo que decimos y hacemos.
En el camino del autodescubrimiento, nos encontramos con nuevas perspectivas de la vida que nos resultan fascinantes y que aportan a nuestras comprensiones de lo que queremos. Una vez que descubrimos en qué creemos y en cómo queremos vivir, seremos capaces de sentir placer en las múltiples experiencias en las que nos envolvemos y desenvolvemos, porque habrán surgido de nuestro corazonar (entendido como sentir el pensamiento o unir el corazón a la razón).
El Psicólogo Alvaro señala: “En cada latido, el corazón genera ondas electromagnéticas. Cuando estas siguen un patrón ordenado y repetitivo se dice que el corazón entra en coherencia. Y ese estado de coherencia cardiaca se transmite al cerebro. La ciencia indica que la coherencia cardíaca es un indicador de salud.” (Tomás Alvaro. Artículo, Tu corazón cambia tu cerebro, Rev. Mente Sana Nro. 135. 2017: 56).
Toda actividad involucra procesos neuroquímicos, cuyo canal de comunicación es el torrente sanguíneo que lleva la información desde el corazón hasta el cerebro, para que sea él quien lo apruebe y para que juntos (cerebro y corazón) hagan las acciones necesarias. Por lo visto, las decisiones coherentes son una consecuencia de una comunicación entre ambos, siempre que se capten y se procesen las señales, lo que será un indicador de que las necesidades son reales”.
Cuando el sujeto tiene su propia experiencia desde el inicio del proceso, la motivación personal es el primer paso y es lo que lleva a tomar la decisión de investigar con avidez un tema en específico. Por lo tanto, cada interés se convierte en una búsqueda que no concluye con el ¡eureka!, porque pueden ser instantes “efímeros” que nos dan una momentánea sensación de autosatisfacción, que en algunos casos son el resultado de un proyecto que ya se venía gestando. En este sentido, no son procesos aislados, muchas veces son complementos o elementos desencadenantes de fenómenos que estaban latentes.
En los diferentes contextos educativos en los que he participado, observé que cuando existen momentos de concentración en el niño, niña o en el joven, lo disfrutan, está inmerso en la actividad e identifica la lógica, las reglas y avizora los siguientes pasos, es ahí cuando interpreto que se producen conexiones y reacciones frente a estímulos y respuestas sorprendentes; casi siempre son manifestaciones emocionales de bienestar que se expresan con la exclamación ¡ajá!, ¡lo tengo!, ¡aaahhh!
Lo anterior, incluye el nivel bioenergético manifiestaciones con movimientos internos energéticos, emocionales y neuronales intensos que se presentan ante un autodescubrimiento. Tal vez, por la espontaneidad de este “click” mágico pensamos que es momentáneo y que no tendrá mayores repercusiones, pero trae implícito un nivel de mayor complejidad y, obviamente, de nuevos emprendimientos, procedimientos y metas. Si bien estamos buscando el significado de las sensaciones y conexiones neuronales, nos parece que no podemos vincularlo a la emoción de alegría únicamente, ya que pueden haber sido sobre la base de un sentimiento de frustración anterior o de una necesidad de sobrevivencia.
Las interjecciones: ¡ajá, lo tengo, o eureka! no son solo un tema propuesto en el presente texto, sino una inquietud que varios científicos han querido descifrar. Y, a través de los años, es una motivación permanente indagar, ¿Qué es lo que ocurre en el interior de una persona cuando logra comprender algo?
Todos hemos experimentado la sensación maravillosa de encontrar soluciones, de entender, de ver con claridad algo que no lo estaba, aunque en el intento nos hayamos demorado. Se trata de comprender sobre la actividad mágica y misteriosa del cerebro y su desenvolvimiento en el aprendizaje; creo que son ámbitos con diferentes niveles de complejidad.
Al respecto, es pertinente que citemos al doctor Antonio Damasio, Y el cerebro creó al hombre:
“Comprender los diagramas de conexión es un buen camino para empezar entender qué hace el cerebro y cómo lo hace. Pero no es tarea sencilla, ya que los diagramas de conexión experimentan considerables cambios a lo largo del proceso de desarrollo y durante toda la vida. Nacemos disponiendo de ciertos patrones de conexión que han sido instalados siguiendo los patrones de nuestro”(…)
PARTE 1. Por: Esperanza Chacón & Edgar Espinosa
Las sociedades contemporáneas están regidas por el paradigma patriarcal, que utiliza EL PREMIO Y EL CASTIGO como herramienta para educar y, al mismo tiempo, controlar e instaurar el poder. A nivel religioso, ancestral, político e ideológico se ha condicionado la conducta humana -comportamiento-, y se ha dosificado la libertad -autonomía-, con el propósito de conseguir obediencia.
Si observamos, veremos que ‘el premio y el castigo’, todavía son una fórmula en la práctica educativa con la que se condiciona para obtener resultados. Tomemos en cuenta, que cuando no estamos de acuerdo o nos salimos de lo establecido, se considera rebeldía, y esto jamás debe ocurrir en el sistema educativo vigente. Es suficiente justificación para reprimir o coartar, a veces con violencia y otras de manera sutil. En este contexto, se mantienen esquemas que se traducen en la frase “lo hacemos por tu bien”, “la letra con sangre entra”, “tienes que ser obediente” o “tu deber es…”.
Parecería impensable vivir la vida dentro de los parámetros de un paradigma que respeta al ser humano y su entorno, ya que se cree que al dejarlo en libertad, por sí solo no puede tomar decisiones, especialmente en las primeras etapas infantiles tiempo en el que se considera inapropiado dejar que ejerza su autonomía. Entonces, pensamos que tal vez un enfoque educativo libre no funcione, al menos no a largo plazo, y tampoco sea válido para la mayoría de las familias.
A veces es difícil atreverse a descubrir y mantener otro tipo de relaciones más humanas.
Las religiones de occidente han incidido de manera atroz, no sólo en la conducta de las personas -aspecto psicológico-, por ende en su vida misma. Esto se refleja, por ejemplo, en las enseñanzas bíblicas, al considerar la desobediencia del primer hombre que nos llevó a la expulsión del paraíso. Se ha instaurado un paradigma basado en la culpa. Hemos sido condicionados desde el miedo, la amenaza y la comparación. De este modo, el juicio (palabra clave) es lo que determina qué es bueno o malo y, por supuesto, quién lo define es una autoridad o líder. Las interacciones sociales están impregnadas de juicios de valor. Por ejemplo: si tienes un buen comportamiento, obtienes un premio, metafóricamente el cielo; en caso contrario, si te portas mal, eres castigado -te irás al infierno-.
En este sistema educativo tradicional crecimos, recibimos premios por los aciertos y castigos por los errores. Nótese que estar en lo cierto -certeza- es un parámetro básico del paradigma educativo convencional vigente. El error es condenado de tal manera que usamos cualquier estrategia para evitarlo y recibir la aprobación de los adultos de referencia. Está visto que al depender de que otro nos determine, es decir, nos juzgue o nos valore, nos sometemos a su autoridad.
La dependencia impide, por un lado, que nuestra mirada sea auténtica, es decir que tome en cuenta lo que sentimos y pensamos y, por otro, que por uno mismo se aprenda, que se tenga un razonamiento propio sobre cada acto que realizamos. Además que podamos expresar nuestras emociones en cuanto surge desde el propio corazón
¡Alegrémonos de que con nuestras acciones estamos cultivando la cultura del amor y el respeto desde el lugar en donde estemos!
En las últimas décadas han surgido otras miradas en la educación de nuestros hijos e hijas con base en el amor sin condiciones -respeto mutuo-, o sea, la libertad con responsabilidad y los límites funcionales para proteger la integridad del individuo.
Resalto que a principios del siglo XX, el trabajo de la Doctora María Montessori fue una revelación, al evidenciar que la criatura es un enigma y que en las primeras etapas infantiles el despliegue de la vida es asombroso, porque posee una mente absorbente, lo que en la actualidad se atribuye a la plasticidad cerebral. Montessori mantuvo una crítica mordaz al sistema educativo en aquella época y en la actualidad aún representa un paradigma revolucionario. Ella consideraba que no se debe educar con premios y castigos.
En consecuencia contrastamos con el hecho de asumir las consecuencias de los actos como una parte fundamental del aprendizaje autodirigido, porque conlleva a la autocrítica, a la autorreflexión, a la responsabilidad y a la cooperación. Además, rescatamos sobre la importancia de ambientes preparados y relajados con el objetivo de que cada ser tenga sus propias experiencias y con ellas active su plan interno de desarrollo para su autorrealización personal.
Por consiguiente, informarnos sobre otros contextos socio-educativos para apreciar aspectos valiosos de la naturaleza del ser humano y cómo el medio ambiente incide en la interacción individual y social es esencial. Pues, se trata de algo vital y uno de los mayores desafíos, – aprender a convivir en libertad – que implica ponernos de acuerdo en cómo queremos vivir.
En nuestro punto de vista y experiencia los límites y las reglas no son medidas disciplinarias. Para nosotros los parámetros que son
definidos con claridad evitan riesgos, preservar nuestra integridad física y psíquica con referencias claras, concisas, aportan a qué sean funcionales, porque nos dan confianza, nos sentimos seguros y asumimos una responsabilidad compartida.
Es significativo resaltar que cualquier estilo de vida que elijamos requiere de parámetros que reflejen la calidad de relaciones sociales que queremos. Por lo tanto, los adultos pasamos a ser los referentes principales en la convivencia con nuestros niños, niñas y jóvenes; quienes asumimos los valores y creencias que les ofrecemos en los diferentes entornos sociales.
Por lo anteriormente expuesto, los adultos somos quienes tenemos la responsabilidad de conocer sobre las necesidades de desarrollo y de sobrevivencia de las etapas por las que el ser humano atraviesa. Esto es vital para el cuidado y protección de nuestras crías y los demás participantes de una familia o comunidad.
Recuerden un límite es una protección a la integridad, por ejemplo, en el caso de que un niño quiera agredir a otro niño o a un adulto, no estamos de acuerdo en motivar a que el agredido responda en su defensa con otro golpe, porque lo que sucede es que se valida la violencia y esta se incrementa. Y ¿cómo acompañamos en estas circunstancias? Aquí dos referencias frente a un límite: no se permiten agresiones físicas, verbales o burlas. En este caso, el adulto responsable del cuidado lo impide, porque es quien vela por la seguridad e integridad; si es necesario conteniendo físicamente a quien agrede. La otra referencia es que el adulto no juzga, no toma partido, ya que ambas partes necesitan ser atendidos, el adulto se mantiene atento, pero neutral, tratando de entender la situación y contexto, por supuesto que tampoco agrede a ninguno de los implicados, –educa con
el ejemplo – En este relato se evidencia que los límites y las reglas son para todos los miembros de una familia o comunidad.
Nuestra propuesta para acompañar los límites y las reglas consiste en mantener relaciones de mutuo respeto. Esto se logra mediante un acompañamiento consciente, una atención de calidad y calidez. Estarpresentetantodesentimientocomodepensamiento.Este proceso tiene lugar cuando el acompañante se sitúa a la altura de los involucrados y los escucha. No ejerce el autoritarismo. En su lugar, se incorpora un ingrediente adicional: la no-directividad, que facilita relaciones empáticas para escuchar las circunstancias de las personas en conflicto, permitiéndoles expresar sus opiniones y, si es factible, desahogar sus tensiones mediante el mecanismo natural de desahogo, el llanto profundo.
Además, según lo expuesto, se percibe que en la convivencia existen dos elementos complementarios: el autorespeto y el mutuo respeto. Ponemos énfasis en la importancia de conversar sobre lo que nos sucede a cada integrante, conocer sus necesidades, sueños y metas, así como comprender los recursos y circunstancias que contribuyen a la comprensión de cada uno.
Cuando se tiene un panorama claro, el diálogo fluye y se logra crear en conjunto los marcos de referencia, ya que estos se van haciendo obvios. Es notable que, cuando hay una participación activa de todos, nos sentimos pertenecer al espacio social, al estar tomados en cuenta, nos sentimos parte, y desde luego se evitan reclamos o discusiones. En consecuencia, la inclusión previene tensiones innecesarias que podrían desembocar en conflictos.
El propósito primordial de los límites y reglas es ponernos de acuerdo para que la familia o comunidad de aprendizaje conserve la armonía y esto sucede cuando nos comunicamos.
CORAZONANDO JUNTOS
Por: Esperanza Chacón El aprendizaje va a tono con la vida, porque el ser humano, no sólo que se adapta al cambio, sino que tiene la oportunidad de incidir en su entorno con transformaciones profundas de acuerdo a su singularidad.
Al asumir el paradigma de “Respeto a procesos de vida”, el ser humano crea sus propias oportunidades para ser y estar en armonía consigo y con la Pachamama. Esta actitud y visión son una consecuencia de consolidar vínculos y conocimientos de manera progresiva y firme. Además, el ser humano no sólo tiene una capacidad adaptativa al cambio, sino que se transforma en la convivencia mediante la actividad propia.
En el despliegue de la vida, el aprendizaje adquiere significado para cada uno cuando mantiene la coherencia entre la satisfacción de las necesidades de sobrevivencia y las necesidades de realización personal. Es decir que, lo que hace le otorga la capacidad de estar vivo para ser sí mismo.
Incluso en tiempos de cambios inminentes descubre y reinventa emprendimientos propios como consecuencia de una interacción constante en los diferentes entornos sociales en los que interactúa; de los cuales depende el desarrollo de su autonomía para la toma de decisiones en específico y, el desarrollo de los diferentes niveles del SER en general. Lo que despierta la motivación para aprender por uno mismo.
Al diseñar un plan para vivir de acuerdo con el sistema de creencias que uno integra a su ser, como producto de las múltiples vivencias y de las relaciones sociales que se establecen con los demás en el día a día, surgen proyectos o iniciativas con “una huella propia”.
De esta manera, la educación no-directiva que fue llevada a la praxis por el Centro Experimental Pestalozzi (Ecuador, 1977-2005) muestra indicios de intencionalidad, espontaneidad y autonomía en las primeras etapas infantiles; cualidades que se cultivan y florecen en espacios de libertad.
El impulso interno está latente en el ser humano desde la concepción, en donde se enciende la chispa de la vida, que paulatinamente va manifestándose en movimiento, percepción sensorial, a través de la actividad espontánea y actividad autónoma de forma progresiva, la que integra como un modo de operar natural. Este impulso creativo es una potencialidad es una expresión de su auténtico yo, que emerge de dentro hacia afuera y que se extiende a los demás períodos integralmente.
Cuando se crean oportunidades para experimentar en diferentes ámbitos, una persona obtiene un cúmulo de vivencias que se convierten en su mayor tesoro, que las utiliza para autogestionar su vida de la mejor manera que siente y piensa; aquí y ahora.
El conjunto de vivencias coherentes conllevan a una maduración social, emocional y cognitiva del ser y, en concordancia entre estos niveles crea su actividad propia, que le permite emprender y sostener las iniciativas que le surgen, satisfaciendo necesidades y activando sus potencialidades. De esta manera, sus propósitos y metas se cumplen, dando lugar a que cada uno esté en el lugar que quiere.
Cada vez se comprueba que un ambiente preparado-y-relajado favorece en la toma de decisiones personales, que se ejercita a diario, al elegir la actividad de acuerdo a su interés y necesidad de manera constante. Por lo tanto, el adulto lo acompaña facilitando los recursos materiales (didácticos, lúdicos y la información) con referencias claras –acompañando sin interferir en su proceso.
De tal manera que, cada uno interpretará lo que hace y siente de acuerdo a su estado de madurez. Por ejemplo, Violeta de 7 años, disfruta de proyectos artísticos y manuales; ha elegido fabricar diferentes prendas de vestir para la familia de muñecos. Los materiales están a su alcance: telas, tijeras, hilos y revistas con modelos de ropas. El adulto observa y muestra su disponibilidad para cuando la niña lo requiera; si es factible, elaborará alguna prenda de vestir con las medidas para proporcionarle una referencia. Está claro que no realizará el proyecto de la niña, ya que ella no cose a mano en la tela, le parece un proceso largo, sino que usa goma caliente, se impacienta por el resultado, primero comprueba si ya está medido y si le queda, y se finaliza con el gusto de vestir al muñeco con ropa nueva.
Así también, Leo, 7 años, quiere hacer matemáticas, dice que quiere algo “difícil”, algo para grandes. El material que elige: las bolas de colores y el tablero perforado, toma al azar una tarjeta: 3×3= la mira y no sabe qué dice, entonces, el adulto la lee así, “tres veces tres es igual a…” El niño hace este ejercicio de forma operativa conforme el adulto la lee; por lo tanto, coloca cada vez tres bolas, y obtiene tres hileras con tres bolas en cada una, las cuenta y tiene un total de nueve bolas. Al final exclama: ¡ya se leer matemáticas!
“En nuestra interacción fluida con el entorno, las opciones no se limitan a la percepción, sino que de forma natural se extienden también a la acción. Participamos en un flujo regular de acciones y reacciones en el ciclo PA*, ajustándonos y reajustándonos continuamente a nuestro entorno y a sus cambios, muchos de los cuales son producidos por nosotros mismos”. (Dr. Joaquín Fuster, 2013)
*Ciclo Percepción Acción = PA
En todas las etapas de la vida, el desarrollo de la autonomía en el ser humano es innato, lo que le permite cumplir con su plan de vida a través de la actividad autónoma, que lleva implícito el autodescubrimiento, otro don fantástico que, al alinear la toma de decisiones, los deseos y las metas, transformará el aprendizaje y lo liberará de las ataduras del “tener que hacer”, “del deber ser” y asumirá el “querer hacer”. Por consiguiente, se disfruta de lo que se hace, porque las decisiones surgen del corazón.
Recuerdo cuando Pedrito, a sus 8 años, cultivó en su huerto lechugas, rábanos y zanahorias. Nunca olvidaré la alegría que se reflejó en sus ojos cuando brotaron los primeros retoños y hasta llevó una cinta métrica para medir. Lo hacía cada vez y anotaba las medidas en un cuadro con los días y valores. Esto contribuyó a que se acrecentara en él la motivación para seguir cuidando su huerto. Además, se despertó el deseo por conocer sobre las plantas, los insectos y los ciclos de vida de cada ser vivo.
En suma, una persona que logra cumplir sus metas aprende con gusto en cualquier ámbito y siente satisfacción en lo que hace. A su vez, se ocupa del desarrollo de su SER. Esto se debe a que la tendencia es pasar a niveles de mayor complejidad en el conocimiento, ya que está motivada a develar por ella misma sus interrogantes.
Un fenómeno que ocurre es que, aún cuando resuelve sus preguntas y comprende lo que hace, también deja margen para la equivocación. Sin embargo, con una actitud perseverante, elige cambiar de dirección, de estrategia, de planes y se
atreve a probar, a experimentar; con esta dinámica, abre las posibilidades para la resolución de los problemas de manera inteligente y esto a su vez le produce asombro o desconcierto según sea el caso.
Cierto día, un niño preparó una pizza en el área de cocina, justo en el momento que estaba dividiendo los pedazos con exactitud para brindar a sus invitados. Un visitante que lo observaba le preguntó: “¿Qué pizza hiciste?” El niño respondió: “Me hace falta un ingrediente para ser la pizza hawaiana”. La visita le pregunta: “¿Puedo probar?” Se lo da y, al probarla, exclama: “¡Está deliciosa!” Y añade: “¡Eres un buen cocinero!”. El niño responde: “Aún no lo soy, porque todavía me falta aprender algunas cosas”. Aunque parecería un acto casero, deja entrever un estado de consciencia en el niño, que no está determinado por la percepción del adulto, sino que emerge su voz interior.
El aprendizaje se desenvuelve con naturalidad cuando se crean las condiciones propicias para la experimentación, la exploración, el desplazamiento motriz, la sensorialidad, la operatividad y la investigación con autonomía. Me aproximo a plantear que a través de las múltiples vivencias, lo que se activa es el autodidactismo. Estas dinámicas fortalecen la red de conocimientos.
Se confirma que los diversos estímulos nos llevan a acciones, experiencias propias, que son los catalizadores que amplían las posibilidades de conexión del tejido neuronal y consolidan la Red Cognitiva.
Por lo tanto, el niño, la niña, el joven o adulto siente bienestar y, a su vez, confianza en sí mismo, recursos invaluables, para gestionar su vida. Incluso reconoce que es él o ella quien se proporciona así mismo un estado de armonía interior; esto depende de su estado de madurez.
Asimismo, nos enfocaremos en la satisfacción de nuestras necesidades vitales y de autorrealización, que es el equivalente, para SER y para ESTAR felices. Entonces descubriremos que las herramientas de autogestión y autoayuda están dentro de cada uno.
Laboratorio Autodidacta Por: Esperanza Chacón
Por: Esperanza Chacón
En las relaciones con otras personas, se despliega un fascinante mundo interior, teñido por una amplia gama de perspectivas, actitudes, intereses y singularidades. Aceptar esta realidad cuando nos relacionamos estrechamente con otros es una aventura que merece ser experimentada plenamente, ya que implica acoger al otro tal y como es.
Lo que conocemos como “corazonar juntos” va más allá del simple deseo de estar con alguien o de hermosas palabras. Se trata de aceptar sin condiciones la forma única en que cada individuo es, como se expresa y experimenta sus emociones, sentimientos y pensamientos.
Cómo aprendemos a escuchar la sabiduría del corazón?
El ser humano existe no solo porque piensa, sino porque ama; entonces, significa que vinculamos el sentimiento al pensamiento, sentir-pensar, integrar la afectividad a la razón. Aunque algunos investigadores han explicado desde varios enfoques —antropológicos, sociológicos y biológicos— que el ser humano no es sólo razón, sino también afecto, caricia y ternura, ya que somos mamíferos y venimos de una madre. Requiere, por lo tanto, una comprensión holística de lo humano.
La auténtica sabiduría y autoconocimiento no se remiten a la escuela, sino que están, se cultivan y florecen en la vida misma. Por ello, lo esencial es encontrar oportunidades para la experiencia personal, para recrear el lugar al que se quiere pertenecer y, de este modo, no andar desorientado en la vida. “No solo conocer el mundo, sino intuir los caminos que habrá que andar para ser mejor” (viejo Antonio 2000).
Aunque queremos con ímpetu construir un conocimiento con base en el sentimiento y pensamiento, actuar con coherencia para entender y sentir la sabiduría del corazón, en ocasiones surgen actitudes defensivas que pueden manifestarse de manera abrupta, generando la sensación de que estamos siendo atacados o de que no sabemos cómo dar o recibir amor. Esto puede desencadenar incertidumbre, temor y desconfianza, poniendo en riesgo nuestra esencia y nuestra integridad.
Entonces, ¿qué nos permite abrirnos en una relación con otra persona? ¿Cuándo permitimos que los demás toquen nuestros corazones y cuándo lo evitamos?
Es evidente que “el amor para sí”, que considero es – un amarse a sí mismo – y el orgullo son dos percepciones y expresiones muy distintas. Amar a uno mismo es esencial, pues antes de poder dar amor a otros, debemos amarnos a nosotros mismos.
Lo que se conoce comúnmente como amor propio no es egoísta, sino que fomenta la confianza y el respeto mutuo, permitiéndonos conectar sinceramente con nuestros corazones con humildad y honestidad.
El amor para sí es una fuerza vital y, al mismo tiempo, creativa. Nos ayuda a asumir la responsabilidad de nuestra propia vida como prioridad, lo que nos permite luego abrirnos a los demás. Este tipo de amor confía en la vida y sus procesos, no teme la incertidumbre y no busca una verdad absoluta, ya que reconoce que la vida es un proceso constante de aprendizaje y transformación.
Por otro lado, el orgullo es una defensa del ego que, paradójicamente, oscurece y obstaculiza el flujo sincero de las emociones. El orgullo no permite una escucha profunda, ya que el ego lo impide y se manifiesta como arrogancia, .
En este punto, podemos identificar dos realidades antagónicas coexistiendo: el ego y la esencia del ser. ¿Cómo convivimos con ambos? ¿Nos dejamos atrapar por el ego o permitimos que prevalezca nuestra esencia?
Cada relación y cada interacción nos brindan nuevas oportunidades para explorar la sencillez de la incertidumbre y atrevernos a recorrer el camino del amor sin condiciones. En esta danza de almas, en el vaivén de los encuentros, se revela un universo matizado y hermoso de miradas y sueños diversos. Aceptar a los demás tal como son nos brinda la esencia más pura de la conexión humana.
Recordemos sobre la importancia de amarnos a nosotros mismos y de abrirnos a los demás con comprensión y aceptación. En cada día, en cada momento, en el pulso de la vida tengamos presente la elección del camino del amor, sin condiciones, sin juicios pero con límites claros que conserven la esencia del ser.
Esperanza Chacón San Mateo, Costa Rica