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LA PARADOJA DEL SENTIDO COMÚN: EL SENTIDO MENOS COMÚN

LA SABIDURÍA DE LA VIDA.
– En la diversidad de seres vivos que coexisten en este planeta, cada uno no importa cual, es poseedor de un plan-interno-de-desarrollo, en dónde se considera está la información de lo que éste puede llegar a ser.
La humanidad tiene un potencial increíble si tomamos en cuenta que la información está en su plan interno intrínseco a la naturaleza humana, que se despliega en las condiciones favorables de un entorno social. Entonces, si venimos provistos de una gama de talentos, virtudes y recursos manifestados en las potencialidades de cada individuo, ¿qué nos impide su activación y por ende la realización personal?
Sospecho que nuestra calidad de vida, la constante estimulación y, sobre todo, el sistema de creencias de un entorno social específico en el que crecemos son los responsables.
En un mundo saturado de estímulos que perturban nuestros sentidos, dejamos de lado la intuición, silenciando nuestra voz interior. Progresivamente, nos desconectamos de nuestra esencia, viviendo alienados por la información externa y condicionados por múltiples factores.
EL SENTIDO COMÚN O CORAZONADA
¿Qué entendemos por sentido común? ¿Acaso es actuar coherentemente, sin necesidad de argumentación ni deliberación, guiados por ese diálogo interno entre el cerebro y el corazón?
¿Quién no ha oído alguna vez las frases «usa el sentido común» o «por sentido común» o “Tengo una corazonada”? Pero, ¿existe realmente tal cosa? ¿A qué nos referimos con ello?
Quizás se vincule a la conciencia de estar vivos, o al tener acceso a la frecuencia vibratoria de la especie, la unidad con el todo, donde existen seres que están interconectados unos con otros, una red humana que se protege y cuida. Sentir que somos uno. O tal vez sea algo inherentemente sencillo, aquello que algunos consideran obvio y evidente.
¿Qué nos impide sentir, ejercitar y conectar con nuestro propio sentido común? Siento que la desconexión, cultivada por la competitividad y la negación del prójimo, es nuestra mayor amenaza social. El sentido común, una intuición profunda, resuena con nuestra conexión interior, con los otros y con la Pachamama.
El sentido común es para mí un don natural, la sabiduría colectiva tejida en la trama de la vida interdependiente, un palpitar genuino que busca el bienestar de todos.Mi intuición me dice que activar la brújula que llevamos dentro nos guiaría a través de la existencia, superando la adversidad hacia la abundancia. Esta intuición, que es el sentido común, es la sabiduría ancestral de la supervivencia, un razonamiento vital práctico para discernir lo probable sin necesidad de erudición.
Lo visualizo como un crisol de conocimientos básicos, vivencias compartidas y un sentir espontáneo, considerados verdades evidentes en una cultura o sociedad. Es la voz interna que nos aleja del fuego, de alimentos dañinos o de la oscuridad peligrosa Es esa voz interior que nos dice: «esto suena lógico» o «esto no tiene buena pinta».
El sentido común:
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Es práctico: Se enfoca en lo que funciona en la vida real, en soluciones sencillas y efectivas.
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Es intuitivo: a menudo sentimos que «sabemos» algo por sentido común, aunque no podamos explicarlo con argumentos científicos.
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Es cultural: lo que se considera sentido común puede variar de una cultura a otra, ya que se basa en normas y experiencias compartidas.
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Se aprende y se desarrolla: aunque tenemos una base, el sentido común se afina con la experiencia, el estado de madurez de la persona y la observación del mundo que nos rodea.
LA RELACIÓN DEL SENTIDO COMÚN CON LA EMOCIÓN
A primera vista, podríamos pensar que el sentido común es puramente racional y lógico, pero las emociones juegan un papel significativo en cómo lo experimentamos y aplicamos.
Algunas pautas sobre cómo se vinculan:
1. Las emociones como información rápida:
A menudo, nuestras emociones nos dan “evaluaciones rápidas e intuitivas” de una situación, que pueden coincidir con el sentido común. Por ejemplo, sentir miedo ante un peligro obvio (como un incendio) se alinea con el sentido común de protegerse.
Estas respuestas emocionales pueden ser atajos mentales basados en experiencias pasadas (propias o compartidas culturalmente) que informan nuestro «sentido» de lo que es seguro, peligroso o apropiado.
2. El sentido común «siente bien»:
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Las acciones o decisiones que se alinean con el sentido común a menudo se sienten “correctas o naturales”.
Esto puede estar ligado a emociones positivas como la comodidad, la seguridad o la aprobación social anticipada.
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Por el contrario, ir en contra del sentido común puede generar incomodidad, ansiedad o incluso culpa, actuando como una señal emocional de que algo no está bien.
3. Las emociones pueden nublar o distorsionar el sentido común:
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Emociones intensas pueden llevarnos a tomar decisiones impulsivas o irracionales que van en contra de lo que la mayoría consideraría sentido común. La ira puede● llevarnos a decir cosas hirientes, el miedo paralizante puede impedirnos actuar lógicamente en una emergencia, etc.
Los ‘sesgos emocionales’ , como aferrarnos a creencias porque nos hacen sentir bien, pueden impedirnos ver la situación de manera objetiva y aplicar el sentido común.
4. El desarrollo del sentido común está influenciado por experiencias emocionales:
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Aprendemos mucho sobre el sentido común a través de nuestras “interacciones sociales y las consecuencias emocionales” de nuestras acciones y las de los demás.
Ser elogiado por compartir (emoción positiva) refuerza esa conducta de sentido común. Ser reprendido por ser grosero (emoción negativa) nos enseña una lección de sentido común sobre el comportamiento social.
5. La «inteligencia emocional» y el sentido común:
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La capacidad de ‘reconocer, comprender y gestionar nuestras propias emociones y las de los demás’ La Inteligencia emocional puede mejorar nuestra capacidad para
aplicar el sentido común de manera efectiva. Una persona con alta inteligencia emocional puede ser más consciente de cómo sus sentimientos influyen en su juicio y tomar decisiones más equilibradas.
En consecuencia, mi sentido común entiende que es esa “sabiduría propia”, ese corazonar genuino, el sentipensar, mi comprensión del mundo, que nos permite darnos cuenta para estar conectados a la esencia en consonancia con la Pachamama y de este modo asumir una conciencia planetaria.
¡Seguimos corazonando juntos!
Esperanza Chacón
Sta. Teresa-Costa Rica