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    El primer contacto es visual

     

    En nuestra perspectiva, en las relaciones sociales nuestro primer contacto con los niños y adolescentes es visual, nos ponemos a su altura o en una posición que ayuda a que ellos también nos vean,  les escuchamos de corazón, usamos un lenguaje descriptivo, claro y conciso, que sea comprensible el mensaje que queremos transmitir. 

     Ver su mirada permite sentir su disponibilidad. El contacto visual es un acto de respeto mutuo entre seres humanos.

     El adulto que acompaña estos procesos mantiene una actitud empática, pone atención a lo que está comunicando a la otra persona y procura la coherencia entre lo que dice y hace.  Además de ser un observador consciente –está presente corazonando– con un estado relajado que le permita crear un clima emocional sano. 

     Asimismo, el acompañante está enfocado en las diferentes manifestaciones de los aprendices y les brinda una atención de calidad a través de la escucha profunda y el reflejo a las emociones que emanan de los aprendices sin imponer  las propias.  Estás cualidades  permite

    que un niño, adolescente o adulto se abra a una comunicación respetuosa y que gatille la capacidad de un aprendizaje mutuo.  Cuando esto ocurre, niño o adolescente confía en el adulto que lo acompaña, ya que se siente  comprendido y  su integridad está protegida.

    Entonces, el adulto acompaña los estados de desarrollo a nivel cognitivo, emocional, social y a su vez las actividades autónomas en la niñez y adolescencia en las diversas áreas de aprendizaje.  Es oportuno que se haga una puntualización, sobre cuál es el propósito del Ambiente Preparado y Relajado APR para que se refleje en la práctica.

     En nuestra mirada, los adultos no somos cuidadores de la infancia únicamente, sino que tenemos la  responsabilidad de relajar el ambiente y convertirlo en un espacio de aprendizaje integral y de autoconocimiento, que esté acorde al  enfoque pedagógico no-directivo, en dónde el ser humano activa sus potencialidades de manera formidable mediante la satisfacción de sus necesidades auténticas de desarrollo.

    Es primordial destacar, que el/la acompañante  evita interferencias con sus expectativas, presiones, exigencias, comparaciones, coerciones y competitividad, ya que estos son parámetros que no corresponden al paradigma de respeto a la vida y sus procesos.  Las relaciones sociales se basan en la aceptación, el respeto y la cooperación mutua. También, parte de su responsabilidad es la de aíslar los peligros activos del espacio de interacción social (cables de alta tensión, alambres de púas, huecos profundos, reservorios o estanques, clavos y alambres oxidados, animales agresivos, entre otros) para proteger la integridad física y psíquica de todos los participantes.  

     Otra responsabilidad tan esencial como la anterior es  manter vivos los diferentes espacios de aprendizaje, actualizando la información y los estímulos que son los que permitirán el aprendizaje autodirigido y el autoconocimiento. Esto significa, que los recursos didácticos que se observa que no se utilizan, se cambian por otros que correspondan a las necesidades de desarrollo del aprendiz.  En esta parte enlazamos varios elementos, por ejemplo es vital la observación y el seguimiento a las dinámicas del aprendiz, que son insumos que alimentan una base de datos que le permiten al acompañante interpretar los procesos pedagógicos de cada uno.

     Los aprendices por su parte sienten que están  acompañados por personas confiables, que les proporcionan  una atención de calidad, este tipo de relación se convierte en una experiencia significativa para todos los involucrados, lo que aporta a los procesos de individualización y socialización en las diferentes etapas de maduración humana. 

     Cuando les acompañamos con una actitud de apertura, sintonizando los ritmos entre aprendiz y acompañante –al desacelerar el ritmo adulto–, tomamos consciencia de todos nuestros sentidos, lo que sucede es que estamos asistiendo al acto más maravilloso, vivir conscientemente el presente. Dentro de estas circunstancias los niños y adolescentes sienten bienestar,   asumen su responsabilidad individual y social, que es un estado de madurez que proviene de un trato respetuoso.

     Por consiguiente, nuestra presencia en el ambiente preparado consiste en estar plenamente presentes en el aquí y ahora,  aceptando los diferentes estados profundos del ser. «La prioridad en la atención son los niños y adolescentes durante su estancia». Esto significa que no existen distracciones como el uso del teléfono, conversaciones entre adultos,   o realizando actividades que se salen de las circunstancias e interacciones en que se encuentra el aprendiz. 

    Los adultos acompañantes les brindamos nuestro apoyo cuando lo necesitan, y cuando no, continuamos atentos, observando cómo lo hacen, si resuelven los problemas que se les presenta, si están enfocados en su actividad, o sea que seremos testigos del despliegue del plan-interno-de -desarrollo integralmente, a su vez de sus manifestaciones espontáneas que surgen desde su interior.

     Una atención personalizada auténtica

     En un ambiente preparado para el aprendizaje, si fuese el caso que otro niño quiere comunicar al adulto de alguna situación o necesidad cuando está ocupado, se recomienda establecer contacto visual directamente  con el niño, entonces tiene una atención instantánea, le dedica unos minutos para informarle sobre su disponibilidad y le avisa que estará con él o ella en un momento.  Una vez que el acompañante concluye lo que estaba haciendo, le atiende al niño como se le había ofrecido y se satisface su necesidad, cumpliendo con lo dicho.

     Cuando existe coherencia entre las palabras y las acciones, la criatura alcanza un estado vital relajado, es decir se siente seguro en el ambiente,  entonces disminuye la ansiedad o lavangustia que le provoca la espera de manera natural.   He observado, que no importa la edad, ya que una comunicación sincera transmitida con empatía crea confianza, desde entonces un niño o adolescente incorpora la paciencia paso a paso.

       

     En situaciones de conflicto

     Cuando surge una diferencia aparte de irreconciliable entre niños o adolescentes, pueden  desencadenarse procesos dejando emerge

    heridas pasadas o actuales, lo que requiere de un acompañamiento cercano. 

     En situaciones de «conflicto» las historias de vida de los involucrados pueden influir de manera perturbadora y dificultar la petición de soluciones impidiendo que se llegue a acuerdos. 

     Fundamentalmente crea una atmósfera de apertura que permite que los niños se sientan seguros y se expresen de una manera exitosa en el sentido de que se comunican entre sí de una forma que les permite sentirse cómodos y confiados en sus propias soluciones en un clima seguro.

     Por consiguiente, es vital que acompañantes y niños,  conozcan las reglas de casa y los acuerdos sociales para fomentar una convivencia en armonía.

     El acompañante en el proceso de comunicación está atento para tener una comprensión real de los componentes del conflicto y las diferencias puntuales que están expuestos por las partes, sin juicios de valor, permanece atento, muestra interés en el problema y acompaña hasta que ambas partes estén dispuestas a llegar a un acuerdo o encontrar una solución.

     Este proceso requiere un tiempo de escucha profunda y es adecuado no resolver la sentencia unilateral. El adulto presente en la atención al conflicto dedica tiempo sin resolverlo, pues son los involucrados los que lo hacen.

     En caso de que el adulto de referencia no se sienta emocionalmente preparado para acompañar a través de un conflicto o catarsis de principio a fin, se recomienda que comunique con sinceridad a sus colegas sobre su disponibilidad emocional para que otro miembro del equipo intervenga. En este escenario, la empatía se convierte en un papel fundamental.

     Recordemos que para comunicar sobre un límite a una persona cualquiera sea, es primordial que se haya cultivado la confianza  para que se sienta aceptada y comprendida en su situación, en especial en momentos de tensión,  independientemente de quien haya agredido, o provocado el conflicto.

     

    La expresión emocional es intensa para los involucrados.  Y, aún así es vital que les dejamos que expresen su malestar – frustración– o desacuerdo.  En ningún caso se utiliza la coerción, el chantaje emocional, la amenaza o el castigo.

     

    Recordemos que un ambiente que se prepara facilita el acompañamiento a la niñez y adolescencia con calidez y calidad.

     

    Por lo expuesto, la estructura del ambiente preparado APR requiere de estímulos y recursos didácticos para que el aprendiz satisfaga necesidades auténticas de desarrollo, facilita el aprendizaje con autonomía, que es un aporte invaluable en la práctica pedagógica no-directiva que proponemos.  Del mismo modo, que la observación consciente, la actitud de empatía a las dinámicas sociales entre adultos, adolescentes y niños promueven la reflexión, la escucha profunda contribuyen a los procesos de comunicación con base en el respeto mutuo y cooperación.

     

    El/la acompañante  con una actitud de confianza en el potencial de la niñez y adolescencia, hace la labor del  agricultor, abona la tierra y la convierte en un campo fértil poniendo a disposición los nutrientes día a día para que los seres vivos florezcan.  Esta analogía llevada al ambiente del ser humano en crecimiento nos permite a los acompañantes crear oportunidades para el aprendizaje autodirigido, brindar experiencias significativas para la exploración y experimentación, coordinar encuentros de acuerdo a la etapa de desarrollo y proporcionar un acompañamiento individualizado. 

     Acompañar los estados de desarrollo a la niñez y juventud en sus diversas interacciones, circunstancias y contextos con base en el respeto mutuo, se convierte en un  aprendizaje continuo.

     

    Atte.

    Laboratorio autodidacta 

    Esperanza Chacón 

    En la interacción del individuo con el entorno es una posibilidad darse cuenta que todo está vivo, está interconectado y pulsa con el origen. El universo es movimiento y se expande a una velocidad inimaginable, de igual forma la tierra como organismo viviente se mueve, lo que se conoce como el movimiento de rotación y traslación.

     

    Del mismo modo,  el día, la noche y las estaciones tienen su propia dinámica, marcada por un movimiento singular, que es autónomo, que no se puede controlar desde el exterior, que ocurre con periodicidad siguiendo pautas regulares. Si estos eventos suceden de manera natural, espontánea y fluida en la Pachamama,  en las personas que somos sus hijos también, tú tienes tú ritmo, el/ella el suyo y yo el mío, aunque hagamos cosas juntos cada uno tiene un ritmo propio que es único, en definitiva no hay otra persona que lo tenga igual.

     

    En lo expuesto se refleja que el potencial de la vida se expresa en la biodiversidad de seres vivos coexistiendo y, el ser humano  desplegará su plan interno en correspondencia con un entorno favorable. A nivel fisiológico los latidos del corazón marcan tu ritmo propio, la cadencia cardíaca es única como el iris del ojo o la huella digital  singular en cada uno.

     

    El ritmo interno de las personas hace referencia a la biología, neurología y psicología que regulan las diversas funciones del cuerpo humano. Este ritmo está influenciado por factores como la genética, el medio ambiente, la dieta alimenticia y en general con el estilo de vida. También el reloj biológico interno está conectado con el ritmo circadiano, que regula los procesos en función de la temperatura corporal, la secreción de hormonas y el metabolismo que funcionan automáticamente, la naturaleza es sabia. Este ritmo varía de una persona a otra, lo que explica por qué otras personas están más activas durante la noche.

     

    Respetar el ritmo interno de cada niño, adolescente, adulto y anciano, le permite tomar consciencia de su corporalidad en relación al entorno, tomar las decisiones y, a su vez realizar sus actividades según su estado de desarrollo de manera adecuada. Esto es posible hacerlo sólo cuando se respeta al otro ser tal cual es con sus cualidades diferentes a las nuestras.  Entonces, para mantener la coherencia entre los procesos de individualización y socialización es vital respetarnos mutuamente. 

     

    Está singularidad en el ritmo es un determinante para que cada individuo se manifieste tal como es en su entorno social,  con sus necesidades y potencialidades,  en el momento oportuno de acuerdo al sistema de creencias familiares ya que la cultura también tiene sus acuerdos sociales.

     

    He observado que, el momento en que se interfiere en el ritmo interno especialmente en los niños, lo que se intenta es homogeneizarlos en específico en el aprendizaje, ¡qué grave error!  Si pretendo que un grupo de niños vaya al mismo ritmo-tiempo como ocurre en los salones de clase,  esto aunque existan buenas intenciones es violencia, ya que no se está respetando: el sistema educativo tradicional  ha uniformado a los individuos, los compara y tiene indicadores para calificarles.  Por supuesto que esto afecta a la toma de decisiones individuales que va en función del grupo, a la satisfacción de necesidades auténticas de desarrollo de cada persona y en especial se pierde la motivación por auto aprender.

     

    Cómo vemos por lo expuesto atentar a las manifestaciones propias de cada ser es la peor equivocación del sistema educativo convencional, que ya vemos que ha entorpecido el desarrollo de los niños y adolescentes, más aún cuando se descalifica los ritmos propios catalogándolos de retraso o adelanto.  La pregunta que surge es:  ¿Qué nos impide respetar el ritmo individual? ¿Por qué queremos homogeneizar el ritmo? 

     

    La enseñanza convencional está influenciada por un sólo método para cumplir con el programa curricular que es obligatorio.  No obstante, de lo poco que se sabe, las investigaciones en neurociencia demuestran a través de scaners y tomografías que el cerebro, el holograma del universo, tiene un potencial infinito –por la capacidad de conexiones neuronales que hace– No obstante, insisto en que algunas personas aprenden mejor a un ritmo rápido y prefieren la inmediatez en la retroalimentación, mientras que otras necesitan más tiempo para procesar, asimilar la información y reflexionar antes de avanzar. 

     

    En la perspectiva del Laboratorio Autodidacta el aprendizaje es una función orgánica como respirar y también se asocia con las funciones ejecutivas como la atención, la planificación, la concentración, la memoria de trabajo, la inhibición y la motivación. (Joaquín Fuster, Cerebro y libertad, 2013).

     

    Es primordial reconocer y respetar los diferentes ritmos de aprendizaje para que exista fluidez en el despliegue del potencial de cada individuo. Por esta razón se propone preparar espacios para que el aprendizaje sea autónomo, la libertad en la interacción permite ir de acuerdo al propio ritmo, sin que esto interfiera en la dinámica de unos y otros, lo cual es lo más acertado.  En un ambiente preparado la diversidad en los ritmos de aprendizaje enriquece el proceso educativo al fomentar la inclusión y el respeto por las diferencias individuales. 

     

    Seguimos corazonando juntos.




    En la aventura de vivir, aprender y reaprender, el camino se torna más comprensivo, por lo tanto transitable, si empezamos a describir cómo es la vida en los espacios preparados para el aprendizaje, cuyo eje principal son las relaciones no-directivas.

    Cabe resaltar que cuando aludimos a la no-directividad, en ningún caso se refiere a que no haya un marco de referencias claro y funcional; por el contrario esta propuesta requiere de la creación de espacios, estructuras, recursos didácticos y lúdicos con suficientes estímulos, informaciones, experiencias para que cada individuo asuma su libertad con responsabilidad y viva plenamente cada etapa de su vida.

    El ser humano es poseedor de un programa interno que se activa en condiciones favorables. Al mismo tiempo esta información, la utilizará de la manera más conveniente. Un elemento básico para que se active el plan interno en cada individuo, es la libertad.

    En nuestra experiencia, la libertad no es alboroto, caos, relajo o libertinaje. Por el contrario a mayor libertad, mayor responsabilidad, no puede ser de otra manera. Una persona que es libre de ejercer su autonomía, activa sus capacidades de manera asombrosa y las usa siempre en su beneficio.

    El ser humano tiene un plan interno propio que le permite su realización personal.

    En consecuencia de lo anterior, la práctica es congruente con los fundamentos teóricos; por lo tanto diremos que los espacios preparados para los niños, niñas mayores de 6/7 años y jóvenes hasta los 18 años contienen diferentes áreas, proyectos y temas de interés; que tienen el propósito de satisfacer las necesidades auténticas implícitas en cada etapa.

    Es asombrosamente bello constatar que en estas circunstancias hay un desarrollo progresivo de la autonomía, es decir que cada individuo decide, hace y gestiona de manera tranquila su propia vida.

    Existen dudas sobre si un ser humano en las primeras etapas infantiles “tal vez no sea capaz de tomar decisiones” o “que tendrá dificultades para organizar su tiempo”. Al parecer estas son unas de las mayores inquietudes que tienen los papás, las mamás y algunos educadores. Aclaramos que estar activo implica autonomía y, por supuesto, una toma de decisiones permanente. Por lo mismo, la prioridad de los adultos acompañantes es dejar que las iniciativas personales afloren de manera natural conforme a las pautas de cada niño, niña o joven.

    Contar con referencias claras y funcionales, con acuerdos de convivencia aportan a qué cada individuo pueda sentir que tiene una base de seguridad, para que su interacción sea espontánea, sin riesgo de afectar su integridad.

    CATEGORÍAS QUE INTERVIENEN EN EL QUEHACER EDUCATIVO

    Es pertinente abordar las categorías que intervienen en el quehacer educativo y proceso del aprendizaje autodirigido, para comprender sus implicaciones tenemos, por ejemplo: ambientes o espacios preparados, la actividad autónoma, la toma de decisiones personales, actividad en grupo, equipos de trabajo, actividades comunitarias, cronograma y plan de aprendizaje integral, acompañamiento, sistema de tutorías.

    Los niños y niñas a partir de los 6/7 años asisten a lo que se denomina el Semillero 2. La prioridad de este ambiente es facilitar la realización de la “actividad propia”, porque entendemos que está corresponde a la satisfacción de una necesidad de su plan interno.

    Un niño en estado de armonía interior está conectado con su ser interno, este estado tranquilo y los instantes de silencio le permite identificar lo que necesita y lo que no; lo que le gusta y lo que no. Lo interpretamos como la actividad que ha surgido de su corazón, por lo tanto los adultos respetan el tiempo que les tome elegir; la interacción puede ser de cualquier índole, que ocupe la mayor parte de la jornada diaria y hasta una semana; dependerá del tema de interés o proyecto que desarrolla, así como de su experiencia, ritmo y etapa.

    Al accionar que hemos descrito se denomina “actividad autónoma” y que alude al deseo que tiene el niño, la niña o joven de hacer algo propio, todo dependerá del período sensible o fase de desarrollo por lo que está atravesando.

    En el caso de trabajos en equipo o actividades en grupo, existe un cronograma denominado el día a día, que está visible en la pared de la sala de llegada a la vista de todos, con códigos de colores para tres grupos por edades, no tiene la connotación de un horario escolar, diremos que es un planificador semanal y es un instrumento dinámico para orientación temporal. Por lo tanto la organización es flexible, en tanto está sujeta a cambios; es una referencia clave que los niños y las niñas saben que puede variar, con base en propuestas e ideas elaboradas por ellos y ellas.

    Entonces es un esquema semanal con los días y las horas, que están visiblemente diferenciadas por el ritmo y la hora de los rituales de la comida, las actividades autónomas, las actividades en grupo (matemáticas y desarrollo del lenguaje, escritura creativa, experimentos, danza -expresión corporal- historia y narración de cuentos, caminata al río, exploraciones por la naturaleza, entre otros. Además los tiempos están sujetos a los acuerdos del grupo. Las actividades descritas van distribuidas en las diferentes horas.

    En el caso de los niños mayores de 10 años que evidencian un desarrollo de la autonomía, reflejada en la toma de decisiones y en la manera como resuelven los problemas, ellos y ellas por sí mismos elaboran un Plan de Aprendizaje Integral, no sólo para el día o la semana, sino con proyección para un período (cinco meses) o de uno a dos meses hasta llegar a su meta.

    No obstante de lo anterior, es difícil imaginar que los niños, las niñas y los jóvenes puedan estar haciendo una misma actividad a la vez (excepto en el grupo de trabajo en el que participan). En todo caso las actividades autónomas ocupan gran parte de su tiempo.

    En una comunidad de aprendizaje con una propuesta de educación no-directiva, la dinámica es fluida, constante y relajada; por lo que cada día es diferente, diremos que es único, inclusive para los adultos acompañantes que están en las diferentes actividades.

    Para graficar cómo se desarrolla la vida en un ambiente no directivo, es importante tomar en cuenta cada situación en su contexto. Así tenemos que: los días lunes a la única actividad que todos y todas asisten a la vez, es la reunión del Consejo de gobierno (a partir de los 7 años de edad, lo hacen en calidad de invitados y pueden o no asistir). A su vez, a partir de esta edad se convierte en la primera responsabilidad, ya que en este espacio se coordinan las actividades y responsabilidades para la semana. Esta instancia es informativa (noticias, ideas, propuestas, etc), se asumen responsabilidades a manera de coordinaciones sobre las diversas actividades comunitarias.

    Además, es un espacio de expresión y comunicación sobre lo que gusta y lo que disgusta, por parte de niños, niñas, jóvenes y adultos. De hecho es un espacio que promueve la autogestión, la resolución de los conflictos y la elaboración de los acuerdos sociales y reglas para la convivencia con base en el respeto mutuo.

    Se ha indicado que los momentos de silencio, tranquilidad o de descanso son espacios de tiempo para tomar decisiones, para identificar qué tipo de actividades se va a realizar para satisfacer una necesidad propia, ya sean autónomas o en grupo según sea el caso. Se toma en cuenta la edad de los niños y niñas especialmente aquellos que están en la fase de transición, (por el estado susceptible y vulnerable al que están expuestos, por esta razón se los invita y ellos y ellas deciden si quieren asistir o participar). Consideramos que el paso del Semillero 1 (3 hasta 6/7) al Semillero 2 es un tiempo de cambios, por lo tanto las emociones son fluctuantes así pueden ser intensas, estables o evidenciar una apatía.

    Un elemento que consideramos de vital importancia es que el niño y la niña eligen el momento que comen su snack personal, porque a media mañana (10 a.m.) se ofrece el snack como actividad social que organiza el servicio de cocina, tiempo de silencio para compartir y sentir cómo continuar el día vaya qué ha transcurrido la mitad de la mañana. Esta pausa les permite organizar el día, continuar o cambiar de actividad.

    Cuando surge una actividad autónoma, el aprendiz bien puede solicitar información (sobre cualquier tema de interés, que va desde jugar, pintar, tocar música, hacer teatro, artesanías, cocinar, bailar , sembrar y cuidar su huerto e inclusive enfocar su atención en un tema específico; sea en ciencias, desarrollo del lenguaje, matemáticas, historia y geografía. Así también deportes, recreación, experimentos e investigación. Al respecto contamos con un interesante laboratorio que contiene recursos didácticos y lúdicos que facilitan el aprendizaje en las áreas enunciadas.

    Cada día hay actividad en grupo (pequeños, medianos y grandes) y las propuestas las hace el adulto que coordina la actividad. Importante mencionar que no hay niveles, los grupos se conforman por edades y, en algunos casos deciden por sí mismos cuando quieren probar en otro grupo de trabajo.

    SISTEMA DE TUTORÍAS

    Los niños, las niñas y jóvenes emprenden diferentes actividades, aparentemente los adultos están en diferentes áreas con varios o pocos. No obstante cada adulto acompañante es tutor de entre cinco y seis niños/niñas para quienes elabora un reporte de actividades; por lo mismo documenta el proceso de los niños, niñas asignados y observa las actividades realizadas que las registra a diario.

    Con esta información se elabora una interpretación aproximación de los estados de desarrollo, que se complementa con los informes diarios que elaboran los niños y las niñas, además de la entrevista personal que se realiza, con el objetivo de que sea parte en la documentación de su propio proceso.

    No obstante cada acompañante observa y registra la actividad de quienes compartió en el día y si no son los reportes que le corresponden, entrega la información al acompañante que lo hace.

    Un reporte de actividades y estados de desarrollo permite visualizar cómo es el desenvolvimiento y maduración a nivel cognitivo, emocional y social de cada uno de los participantes. Asi mismo,permite elaborar un plan de aprendizaje Integral con cada uno de los niños y las niñas (a partir de los 11 años) ya que se activan las funciones ejecutivas, que será motivo de otro artículo.

    Cada ciclo educativo está dividido en dos períodos o quinquemestres, se entrega a lis padres de familia un reporte de actividades y estados de desarrollo dos veces por ciclo con base en las diversas actividades observadas por los acompañantes de cada sección, y que se van registrando en el día a día en una base de datos.

    El acompañamiento por parte del adulto en este tipo de educación es primordial, ya que requiere de una atención de calidad con base en la observación consciente, lo que permite un seguimiento pedagógico integral.